El Mante, Tamaulipas, México / Abril 13 de 2025 / Jesús Avila Murillo / La feligresía católica mantense vive la tradición del Domingo de Ramos, al asistir a la parroquia de Guadalupe a la bendición de Palmas como símbolo se esperanza.

Como en años anteriores, el área peatonal de la plaza principal «Plutarco Elías Calles» se vio abarrotada de un notable grupo se tejedores de palma, quienes ofertaron sus ramos entre los cientos de mantenses que acudieron a esta celebración a la parroquia de Guadalupe.

De acuerdo a datos históricos, cada año la festividad del Domingo de Ramos se basa en un pasaje fundamental de los Evangelios. Según los relatos de Mateo (21,1-11), Marcos (11,1-10), Lucas (19,28-40) y Juan (12,12-19), Jesús entró en Jerusalén montado sobre un burro, mientras una multitud de personas lo aclamaba con ramos de palma y olivo, gritando: “¡Hosanna! ¡Bendito el que viene en nombre del Señor, el Rey de Israel!” 

Este evento es considerado como el cumplimiento de una profecía del Antiguo Testamento, específicamente del libro de Zacarías (9,9) “Alégrate mucho, hija de Sión; da voces de júbilo, hija de Jerusalén: he aquí tu Rey vendrá a ti, justo y salvador, humilde, y cabalgando sobre un asno, sobre un pollino hijo de asna”.

La multitud, que en su mayoría esperaba a un mesías político que liberara a Israel de la opresión romana, interpretó la entrada de Jesús como el momento en que Él reivindicaría su reino. Sin embargo, Jesús no vino como un rey militar y un guerrero liberador. Este gesto simboliza la humildad de Jesús, que eligió un animal modesto, en lugar de un caballo de guerra, para entrar en la ciudad.

Además, el uso de los ramos de palma y olivo tiene un profundo significado simbólico. La palma es un símbolo de victoria y la esperanza de una nueva era, mientras que el olivo representa la paz y la reconciliación. El olivo siempre fue símbolo de paz y de esperanza, desde la paloma que llegó al arca de Noé con una rama de olivo, hasta ese día en Jerusalén.

El Domingo de Ramos no solo conmemora la entrada triunfal de Jesús en Jerusalén, sino que también inicia la semana más solemne del cristianismo, conocida como la Semana Santa. Este día marca el comienzo del viaje hacia la Pasión de Cristo, es decir, su sufrimiento y muerte en la cruz. Aunque la multitud aclamó a Jesús como rey, pronto esa misma multitud sería la que lo rechazaría y pediría su crucifixión, un contraste que resalta el carácter paradójico de la misión de Jesús: un rey que vino a sufrir por la salvación del mundo.